Programación Neuro-Lingüística

PNL es una actitud
PNL es una metodología.
PNL es una tecnología,
con resultados sorprendentes.
¡¡BIENVENIDOS!!

miércoles, 12 de enero de 2011

MODIFICAR COMPORTAMIENTOS A TRAVÉS DEL USO DE AFIRMACIONES EN PNL



Una afirmación es un pensamiento que refuerza lo que somos y creemos de nosotros, en otras palabras “nuestra identidad personal”
. Es decir, si decimos “soy malgenio” o “siempre me va mal”, “tengo mala suerte”, “ me va mal en alguna materia como las matemáticas, por ejemplo”; reforzamos una parte de nuestra identidad actual. Es importante destacar que la identidad no es algo fijo o establecido, no tiene un valor que permanece constante y sin cambios a lo largo del tiempo sino que es un conjunto de actitudes y creencias la que la forman, así puede sufrir modificaciones dependiendo de nuestra manera de actuar.
Voy a darte un ejemplo para que sea más fácil comprender este maravilloso poder que tienen las afirmaciones: imagínate que cualquier actitud o creencia que tengas está en un “balancín”, en los extremos del mismo están conductas opuestas por ejemplo EXTROVERSIÓN – INTROVERSIÓN.  En un momento determinado una actitud está más presente que la otra, si bien pueden cambiar por el contexto en el que te encuentres, de forma general vas a poder mostrarte por uno de las dos opciones. Pues bien, según nuestros comportamientos, nos vamos moviendo hacia un lado u otro del balancín, y al llegar a un punto (tal vez siempre las digamos sin llegar a un punto determinado) empezaremos a decir afirmaciones que apoyen la parte de ese juego de valores que solemos repetir. Lo que refuerza nuestra identidad según estamos acostumbrados.
¿Qué pasa si modifico mis afirmaciones?
Cuando modificamos las afirmaciones que nos decimos a nosotros mismos, estamos influyendo en nuestros sistemas de creencias, y con ello, en la percepción que tenemos sobre nuestra propia identidad. Es por esto que es importe decir afirmaciones que nos brinden apoyo y no jueguen en nuestra contra desanimándonos constantemente y rebajando el valor que tenemos de nosotros mismos. Pero lamentablemente en la gran mayoría de ocasiones, no suele ocurrir así y se nos escapan frases que merman nuestra autoestima, perjudican y degradan en alguna forma aunque sea muy sutil nuestra identidad.
Te preguntarás entonces: ¿Qué tipo de afirmaciones debo realizar entonces? O mejor aún ¿Cómo puedo hacer afirmaciones positivas que me ayuden a modificar mi comportamiento?
Ø  Lo fundamental sobre una afirmación es la forma en la que te la dices a ti mismo. Una afirmación debe estar en positivo. Céntrate en lo que quieres y no en lo que no quieres. En lugar de decir, siguiendo con el ejemplo, “No quiero ser introvertido” te ayudará mucho más decir “Estoy siendo más abierto con las personas”.  El motivo de esto es que la mente no procesa la palabra “no” como lo hacemos conscientemente en una frase. El inconsciente opera de otra forma distinta, y obedece lo que le digas. Su trabajo es cumplir las órdenes que le lleguen al pie de la letra, él espera que sepas lo que le estás diciendo, pero cambiar una por otra le llevará un tiempo.
Veamos un ejemplo para entender mejor esto. Si te piden que no pienses en un gran trozo de pastel, primero tienes que imaginar el gran trozo de pastel, y luego prohibirte pensar en el ocupando la mente en cualquier cosa pero recordándote que no tienes que pensar en el pastel. ¿Qué suele pasar? Piensas en el trozo de pastel de todas formas, para recordar que te has prohibido pensar en algo, primero piensas en ello. El inconsciente hace justamente lo mismo.
- Para que las afirmaciones funcionen, deben estar formuladas en presente. Tienen que implicar un comportamiento en el presente, en el futuro no servirá porque estás diciendo cómo te gustaría ser y no enfocándote en que lo eres en el presente. Que es lo que mueve en el balancín de antes desde un extremo a otro. Es decir, un “Voy a ser abierto…. en el futuro”  no tiene la fuerza que tiene para nuestra mente “Actúo de una  manera abierta siempre que quiero”. En uno te dices que lo eres, y en otro te dices que no lo eres pero que lo serás (algún día, lamentablemente no funcionará así con mucha probabilidad).
-  Otro punto importante es La manera en la que dices las afirmaciones, si las dices con una voz física o mental débil, sin estar convencido de lo que estás afirmando,  estas no te resultarán auténticas. ¿Creerías a una persona que te dice que es muy segura si lo hace sin mirarte a los ojos, con la cabeza agachada y con una voz muy débil? Seguramente no y es porque lo que te dice no encaja con la manera en la que te lo dice. Si decimos “Tengo seguridad en mí mismo/misma” lo lógico es utilizar una voz que posea esa característica. Fuerte. Confiada. Segura.
Si realizas tus afirmaciones en voz alta te permitirá  que se interioricen mejor que solo pensándolas. La mente suele divagar y es una buena manera de involucrarnos completamente.
- Para finalizar,  lo más importante para que una afirmación funcione es esto: Creer que funcionará y dedicarles tiempo. La actitud con la que vayas resulta fundamental, esta herramienta tan solo funcionará si crees en ella y le dedicas algo de tiempo diario durante unas semanas. No necesita demasiado, 5 minutos antes de dormir o antes de levantarte de la cama son suficientes ( además estos momentos son los mejores porque la mente está más receptiva). No lo olvides, el tiempo es importante, piensa que quieres influir en una creencia que afecta a quien eres, cambiar algo que no te gusta por algo que sí no ocurre en un día. Tendrás que ser paciente y dedicarle unas semanas para comprobar su desarrollo, desde luego en un solo momento, no funcionará.
Esta herramienta que hemos analizado ahora puedes asociarla con otras de la PNL también muy útiles como los anclajes y la imaginación y visualización…. Adelante te invito a probarla, tal vez con un hábito que has querido cambiar siempre y no lo has logrado a pesar de las buenas intenciones, con una manera de comportarte con tus seres queridos, con las palabras que dices cotidianamente y quisieras dejar de decirlas…. Animo TU LO PUEDES HACER.

Con afecto
Elizabeth

jueves, 6 de enero de 2011

EL VERDADERO VALOR DE LAS CALIFICACIONES ESCOLARES

Ha concluido ya un trimestre escolar y muchos estudiantes se aprestan ya a recibir la LIBRETA DE CALIFICACIONES. Todos los padres le dan mucha importancia a las notas o calificaciones que los hijos obtienen en cada materia. Pero éste no debe ser el único aspecto a valorar en los estudios de los hijos.
No es conveniente valorar la calificación en sí misma. Tampoco es aconsejable exigirles una determinada calificación. Los padres deben valorar, fundamentalmente, el rendimiento escolar de cada hijo. El rendimiento no siempre coincide con lo que expresa una calificación. Un estudiante puede encontrarse en cuatro posibles situaciones:
Ø   Aprueba, pero no rinde;
Ø  Rinde, pero no aprueba;
Ø  Ni rinde ni aprueba;
Ø  Rinde y aprueba.
Hablamos de rendimiento cuando el estudiante ha progresado en su aprendizaje de acuerdo con lo que cabía esperar de él en función de su capacidad.
Analicemos entonces con un poco más de detenimiento cada una de estas posibilidades:
¿Qué significa que mi hijo apruebe pero no rinda?
Puedes haber observado en varias ocasiones o a ti también como estudiante te pudo haber sucedido que aprobabas la materia, pero en realidad nunca la aprendiste, fue algo que paso desapercibido y sin producir cambios o necesidad de aprender más, esto se debe a que el nivel de exigencia del profesor está por debajo de la capacidad de los estudiantes. Son estudiantes que aprueban la materia con muy poco esfuerzo usualmente porque el profesor es poco exigente.
¿Qué significa que mi hijo rinda, pero no apruebe?
Muchas veces escucho a padres decir ªMi hijo/a si sabe, yo le pregunto y sabe, estudiamos juntos, pero en el examen se cae y sus notas son desastrozasª….. “.. ¿qué puedo hacer?.....”  Estos estudiantes se esfuerzan, trabajan lo necesario, pero no pueden aprobar debido a posibles dificultades personales como, por ejemplo, falta de base en la materia o mal método de estudio. También puede deberse a que el profesor es demasiado exigente, o que tienen alguna dificultad específica en su aprendizaje y eso dificulta el que puedan alcanzar mejores calificaciones.
¿Qué pasa cuando mi hijo no rinde y tampoco aprueba?
Bueno eso si entraña un poco más de dificultad pues estamos frente a un estudiante que realmente NECESITA AYUDA,  y eso no es nada malo, tampoco debe ser motivo de culpas o reproches, pero cuando te encuentras frente a este problema, lo mejor y más saludable es buscar ayuda, lo más pronto posible, pues mientras más temprano se intervenga más fácilmente logrará superarse el problema o si no orientar la ayuda más adecuada.
¿y qué puedo hacer algo más, mi hijo siempre rinde y aprueba?
Super!!! Buen trabajo, pero eso no implica que debes olvidarte de darle todo tu apoyo….más adelante veremos algunos consejos que pueden serte de utilidad.
Veamos los riesgos que corren los padres que valoran la calificación en sí misma independientemente de la capacidad de su hijo, de las dificultades que encuentra y de los criterios del profesor:
- Exigir a un hijo menos de lo que puede. Se fomenta así el conformismo y la mediocridad de los hijos que tienen buenas capacidades y no se les estimula el sentido de logro, de reto y de autonomía;
- Exigir a un hijo más de lo que puede. En cambio, suele producir que esos hijos que pueden presentar ciertas dificultades o menos habilidades en una determinada materia se sientan agobiados, pues a pesar de que trabajan mucho su esfuerzo no tiene los resultados esperados, en ellos en ocasiones se pueden producir incluso estados de ansiedad y pérdida de interés hacia el estudio, o alteraciones psicosomáticas o psicológicas relacionadas con estos aspectos. - En cambio si tienes más de un hijo y les exiges a todos por igual,   provoca comparaciones entre los hermanos, hechas por los padres o por ellos mismos. Estas comparaciones no tienen sentido y en ocasiones suelen  crear actitudes negativas, como la rivalidad y las envidias entre los hermanos.
Entonces papá, debes valorar el rendimiento de cada hijo por separado. Y darle más importancia al esfuerzo realizado, al trabajo bien hecho, a lo aprendido, que a la calificación en sí misma. Por otra parte, lo primero favorece lo segundo. Y además acuérdate de:
Elogiar a tu hijo cuando se esfuerza por estudiar
Al leer esta frase puedes pensar que es su responsabilidad, y es cierto, pero piensa que todos necesitamos un elogio y un reconocimiento, así le estás animando a seguir esforzándose.
La hermosa labor de ser padres, implica también ayudar a tus hijos en estas áreas, es muy gratificante pues así puedes compartir tiempo con él, conocerlo e interesarte por sus cosas.... Animo aunque a veces se torne complicado no desmayes... tienes un tesoro entre tus manos.....
Con cariño
Elizabeth